sábado, 19 de enero de 2013

1x04 - In situ






Flashback

Noche del 25 de Mayo. Casa de Carla.

-¡Que te jodan a ti, Marc! –Respondió Sara, furiosa ante el desplante de este.

Se agachó a recoger la bolsa transparente de coca que Marc le había lanzado y se quedó mirando a su alrededor. Le parecía que alguien la observaba. Giró la cabeza a ambos lados y observó con detenimiento, pero todo estaba muy oscuro, y pensó que no era nada importante.

Entonces se apoyó sobre el maletero de uno de los coches que allí había, abrió la bolsa, y con la ayuda de sus dedos se preparó una raya. Sara esnifó con fuerza por la nariz, y le sentó de tal manera que tuvo que sujetarse del alerón del coche. 

Tras unos segundos, volteó nuevamente la mirada hacia el camino que conducía hasta la entrada de la propiedad de Carla, allá por donde Marc había salido enfadado para subirse a la moto y marcharse. Decidió ir a buscarlo, si se daba prisa todavía lo alcanzaba.


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-Eh, Marc, ¡espera!

Marc se giró, le sorprendió que Sara fuera tras ella. –Déjame, estás chiflada! Te he dicho que me dejes en paz y que hagas lo que te salga del puto coño. Pero me debes 200 pavos.

-Oye, tío, vale ya, ¿no? Lo siento. No te pongas así.

-La próxima vez te lo pensarás antes de ponerme la mano encima. –Respondió Marc, mientras se subía a su Harley de color negra y se colocaba el casco. –Adiós.

Marc arrancó y aceleró. La dejó sola en la entrada, con tan solo un farol de iluminación que indicaba que ahí había un camino que conducía a una casa. Marc se alejó a gran velocidad por la carretera secundaria.

Ella se quedó allí de pie, se sentía culpable. Comenzó a llorar. Se le habían ido las ganas de volver a la fiesta. Sacó su móvil y le escribió un whatsapp a Natalia:

-Tía, sal de ahí ya y vente a la entrada del camino.

Necesitaba hablar con alguien a solas, y allí nadie las iba a molestar. Pero justo cuando le dio a enviar se dio cuenta de que no tenía cobertura. Estaba en un punto que dependiendo de donde situaras el móvil cogía o no.

-¡Joder! –Exclamó. 

Fue entonces que, en un intento de búsqueda de cobertura, se dio media vuelta para ver si cogía. Pero algo la asustó. Tenía justo enfrente a alguien. 

-¡Qué susto me has dado!, ¿Qué haces aquí? Está todo el mundo dentro…

-Lo mismo te puedo preguntar yo a ti. –Respondió sin apenas parpadear y con las manos tras la espalda.

Sara miraba confusa a esa persona. –Ya da lo mismo, solo he salido a airearme. Oye, volvamos a casa, me estoy poniendo nerviosa en medio de la nada.

Al tiempo que Sara iniciaba el paso, la persona que tenía enfrente se lo obstaculizó.

-¿Qué haces? –Preguntó Sara mirándole a la cara.

-Lo siento. ¡Tú no vas a ninguna parte! –Sacó los brazos de la espalda y le golpeó muy fuerte con una madera que tenía clavos a la altura de las costillas del lado derecho.

A Sara le pilló totalmente desprevenida y por sorpresa. Cayó al suelo de culo y el móvil se le desprendió de las manos. Le había hecho daño y no sabía qué estaba ocurriendo.

-¿Pero…pero por qué haces esto?! –Le pregunto dolorida y entrecortadamente mientras trataba de ponerse en pie.

-No preguntes, no quieras saberlo. Te ha tocado y punto. Y a tu amiga del alma también. ¿Dónde se ha metido que no la he visto?-Le preguntó mientras le desclavaba la madera y le amenazaba con volver a azotarla.

-Estás loca..!! le he avisado por whatsapp de dónde estaba, probablemente ha visto lo que acabas de hacerme y está regresando corriendo para pedir auxilio!

Carla se giró, intentó ver si alguien estaba al alcance de la vista, pero no vio nada. Inmediatamente después volvió a golpear con fuerza a Sara, linchándose con ella.

Sara gritaba y lloraba del dolor, no se podía mover en ese momento. Carla aprovechó para recoger el móvil de Sara.

-No te muevas, o te destrozo el otro lado de las costillas. –La tenía amenazada. Carla daba miedo. No parecía la misma chica simpática y divertida de clase. Era otra persona.

En ese momento llegó un bmw negro a toda velocidad y frenó en la entrada. Salió un hombre de complexión fuerte, vestido de negro, con botas, vaqueros y un suéter con el grafismo de la pieza de puzle encadenada.

-¡Al fin llegas!! –Dijo Carla mientras revisaba el móvil de Sara y mantenía la madera despuntada sobre Sara.

-Vamos, ve a por la otra, te espero aquí. –Contestó el individuo.

-¡Mierda! Joder!!, le ha enviado un whatsapp a Natalia, es verdad! La muy puta no miente. –Exclamó con rabia Carla.

-¿¡Quieres ir de una maldita vez a por la otra! –El hombre cogió a Sara que estaba herida y débil, la alzó a la fuerza y la maniató. Luego la metió en el coche, en la parte trasera.

Carla volvía dirección a su casa, quería apresurarse para que las cosas no se complicaran. De pronto, vio que el mensaje que Sara le había enviado a Natalia acababa de ser entregado. Y entonces decidió esperar. No era necesario ir a por ella, pues vendría sola. Se detuvo y se escondió entre los arbustos.

Unos metros más atrás, Sara se recomponía, pudo ver que aquél hombre se encendía un cigarro, apoyado sobre el capó del coche, de espaldas. Fue ese el momento el que aprovechó para abrir la puerta. Aunque estaba maniatada pudo abrirla con los pies, y de un modo u otro, escabullirse de manera que pudo salir con cuidado. Entonces, sin hacer ruido, se puso de pie y empezó a correr por la carretera secundaria.

Su casa estaba a poca distancia, solo a unos 300 metros, tal vez se cruzaría con algún coche, aunque fueran ya altas horas de la madrugada. No podía tener tan mala suerte. 

El hombre, en uno de sus giros para controlar que todo fuera correcto, se percató de que la puerta estaba abierta y que Sara había escapado. Tiró al suelo el cigarro que le quedaba y la avistó al final de la recta, a unos 75 metros. Salió corriendo por la carretera, con la pistola que se desencajó de la parte trasera de la cintura. Sabía que no podía llegar mucho más lejos y que la alcanzaría. 

Sara corría herida, y asustada, se giraba para ver si le alcanzaba. 

-Socorro!!,  Auxilioo!!

El hombre cada vez recortaba más distancia, era rápido. Sara tomó un atajo, un descampado de unos 55 metros por el que podría llegar hasta su vecindario. Podía lograrlo.

El hombre la seguía, estaba ya cerca.

-Sara: no por favor!, no! Ayudaaaaaa!!! Ayudaaaaa!!! Por favor, que alguien me ayudee!!! 

No paraba de llorar y de sangrar por el costado, donde le había golpeado Carla. Sara corría y volvía la mirada hacia atrás, intentando que ese individuo, cada vez más cerca de ella, no le alcanzara. 

-Sara: noooo!!! Socorroo!! Que alguien me ayudee!!

Pero justo cuando estaba a punto de conseguirlo, cuando se disponía a subir torpemente por un desnivel del terreno, un golpe seco en la cabeza la dejó plantada en el suelo, e inmovilizada por completo. El hombre le había golpeado con el culo del revólver.


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Ahora sí ya no te escapas, niñata. –El hombre cerró con fuerza el maletero del bmw. Se metió en el asiento del copiloto y cerró la puerta.

-Espero que esto no nos traiga consecuencias, nos dijeron bien claro que querían rapidez y ninguna complicación. A ver si llega ya la otra zorra, le he enviado otro mensaje para que se de prisa. Llevamos demasiado tiempo aquí. –Explicó Carla, que había vuelto al coche.

- Cuidado, ahí viene. 

-Prepárate. –Sentenció ella.

-¡Sara, tía, no tiene ni puta gracia! ¿de qué coño vas? Me dices que sales un momento sin más explicaciones al coche, te desapareces casi media hora, no me coges el teléfono, y va y me envías cuando te apetece un puto whatsapp para decirme que me... 

El hombre abrió la puerta y sorprendió a Natalia, rápidamente la cogió por el brazo doblegándoselo.

-Ahhhhhhh!!!!! Mmmmm!!!! Auxiii…!! –Natalia intentaba pedir auxilio, pero el individuo le puso la mano sobre la boca para que no gritara. 

Ella no se resistía, pataleaba con fuerzas, y se movía histéricamente. Ante los bruscos movimientos que daba para poder liberarse, el individuo le dio un fuerte puñetazo en la cara que terminó por desmayarla.

Carla salió en ese momento.

-Perfecto. Esta nos ha dado menos trabajo. Metámosla en la parte de detrás. –Dijo mientras observaba cómo Natalia se desvanecía sobre los brazos del secuestrador.

Entre los dos la ataron como a Sara de pies y manos, y les pusieron también cinta aislante en la boca.

-Yo vuelvo a la fiesta. Tú ya sabes lo que tienes que hacer. –Espetó Carla.


Fin flashback


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Hoy. Caso de las chicas de Viver. En algún lugar, las cosas están así:




-¡¡Quédate quieta donde estás, o te juro por Dios que te meto un balazo y luego te doy de comer a los perros!!

La silueta femenina se dio media vuelta, de cara al hombre que le apuntaba y que vestía con el uniforme característico del negocio. Le miró asustada y cansada de correr.

50 metros más al este, y a una mayor altura, junto al borde de un precipicio rocoso de más de 200 metros de altitud, otra joven figura femenina se hallaba frente al vacío.

Tres disparos impactaron contra el primer cuerpo, desvaneciéndose entre los matojos secos del bosque.

50 metros más al este, y a una mayor altura, un cuerpo se precipitaba al vacío. 




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