SARA: ¡No, por favor!, ¡no!,
¡¡¡Ayudaaaaa!!!,¡¡¡Ayudaaaaa!!! ¡Por favor, que alguien me ayudee!
Sara, una joven de 21 años, se
encontraba en apuros a altas horas de la madrugada. Corría herida y aterrorizada
por el descampado que quedaba tras el bloque de su casa, alguien la
perseguía y la zona estaba totalmente a oscuras.
A menos de un km, en una gran
casa, se estaba celebrando una fiesta en la que todo el mundo bailaba, bebía y
se divertía. La habían organizado Carla y Ruth, dos hermanas.
Sara estaba a punto de llegar a
su portal, tan solo tenía que escalar una pequeña rampa del terreno que culminaba
con el asfalto de la acera y toda una hilera de chopos alineados. No paraba de llorar y de sangrar
mientras corría y volvía la mirada hacia atrás, intentando que ese alguien,
cada vez más cerca de ella, no le alcanzara.
SARA: ¡¡Noooo!!, ¡¡Socorroo!! ¡Auxilioo!
De pronto, cuando se disponía a
subir torpemente por ese desnivel del terreno, un golpe seco en la cabeza la
dejó plantada en el suelo, e inmovilizada por completo.
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La música sonaba a tope, la noche
era joven y los chicos estaban celebrando que el curso estaba a punto de
finalizar.
NATALIA: ¿Me puede decir alguien
dónde está Sara? Es que no lo entiendo, me dijo que iba al coche un momento y
de eso hace ya media hora… he salido a mirar pero no está por ninguna parte.
ERIK: joder tía… ¡eres un puto
coñazo!, ¡deja de ser su puto perro faldero y emborráchate! Suéltate un poco,
que siempre estás igual. –Le respondió totalmente ebrio y dejándose caer sobre
el sofá, junto a otros tres chavales que fumaban y se reían sin parar.
Natalia, entre todo el follón que
había, sacó su móvil del bolso y toda preocupada miró si tenía algún mensaje o
llamada perdida de Sara, pero no vio nada. Entonces decidió marcarle. Fue un
intento en vano, solo saltaba una voz
femenina que decía que el móvil estaba apagado o fuera de cobertura.
NATALIA: Ruth, Ruth, por favor,
¡espera!
RUTH: dime. -Le respondió entre
risas.
NATALIA: Ruth, escúchame, ¿has
visto a Sara? Ha desaparecido de pronto y no consigo hacerme con ella. Es
extraño.
RUTH: mm… creo que la he visto
con alguien ahí fuera, hace un rato. Pero no te preocupes… –Se reía ella sola con
el cubata en la mano y tambaleándose de una lado para otro, mientras apartaba a
Natalia que le interrumpía el paso- Seguro que está de maravilla... ¡deberías
hacer lo mismo, Nati!
Natalia se ofendió porque no
soportaba el tono con el que le habló, así como tampoco aguantaba esa
abreviatura de nombre. Además, todo el mundo la veía como la mosquita muerta
modosita, pese a que tenía sus armas de poder seductoras, y era una chica guapa
y esbelta como Sara. Pero lo que de verdad le enfadó es que su mejor amiga le
hubiera dicho que se iba un momento al coche y que luego se hubiera pirado, a
saber a qué escondite, con alguno de los tíos que allí estaban.
Natalia se sentía cada vez más incómoda en esa fiesta, pero había ido con
Sara, en el coche de esta, y no tenía tanta confianza con los allí presentes
como para pedirle a alguien que le llevase de vuelta, o bien a Valencia o bien
a la casa del pueblo de Sara, donde se estaban quedando ese fin de semana, y que
quedaba a algo más de medio km de distancia, aproximadamente.
En ese momento su teléfono móvil vibró.
Era un whatsapp de ella, de Sara. Nerviosa,
abrió el mensaje:
-Tía, sal de ahí ya y vente a la entrada del camino.
Natalia se terminó de molestar,
porque no entendía la actitud de Sara, y mientras le escribía que le tenía
preocupada y que ya iba en camino, cogió sus cosas y salió de allí, dispuesta a
decirle en cuanto se reuniera con ella que, por favor, le llevase a casa.
El camino de tierra que
distanciaba la entrada de la casa en la que estaban, de la de la propiedad en
sí, era largo, unos 250 metros con curvas, y mal iluminado. Natalia se
apresuraba a llegar al punto en el que habían quedado, no le estaba haciendo
para nada gracia toda aquella situación. Al rato, recibió otro whatsapp:
-¿Vienes ya o qué?
Encima prisas, que era lo que le
faltaba. No se esforzó en responderle porque ya iba en camino.
Tras unos minutos caminando
ligeramente sobre gravilla, avistó un coche de alta gama en la entrada, un bmw
de color oscuro, de los que les gustaba fardar a los hijos de papá en la
universidad. Y vio dos siluetas dentro del coche, tanto en el lado del
conductor como en el del acompañante. Sara le iba a escuchar.
-¡Sara, tía, no tiene ni puta
gracia! ¿de qué coño vas? Me dices que sales un momento sin más explicaciones
al coche, te desapareces casi media hora, no me coges el teléfono, y va y me
envías cuando te apetece un puto whatsapp
para decirme que me... ¡¡¡¡¡Ahhhhhhh!!!!! ¡¡¡¡Mmmmm!!!! ¡¡Auxiii…!!
A Natalia no le dio tiempo a
decir nada más. Mientras terminaba la frase y se acercaba a la ventanilla del
copiloto, la puerta se abrió y salió un hombre corpulento que la cogió por el
brazo doblegándoselo, le puso la mano sobre la boca para que no gritara y, ante
los bruscos movimientos que Natalia propiciaba para liberarse, el individuo le dio
un fuerte puñetazo en la cara que terminó por desmayarla.
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1 mes más tarde.
-Se cumple un mes, hoy 25 de Junio, de la desaparición de Sara y
Natalia, las dos jóvenes de 21 años que tras una fiesta universitaria, en
Viver, Castellón, no volvieron a sus hogares.La investigación del caso parece
encontrarse sin nuevas pistas, pero las autoridades continúan la búsqueda
incansable… Esto es informativos Telecinco, comenzamos. -Con este avance
abrían todas las noticias del día.
-Si fuera la hija del presidente,
verías cómo sí habrían aparecido ya y los culpables estarían entre rejas… pero
qué va, como no le importan a nadie, y tu hija menos, aquí estamos. Yo no puedo
más, Juanjo... – Le decía María, la madre de Natalia, a su esposo.
JUANJO: Cariño, tenemos que ser
fuertes, y pensar que están bien, en algún lugar. No sirve de nada imaginar que
fueran las hijas de otros las que hubieran desaparecido…
MARÍA: claro, tú que vas a
decir… Mira que le dije que no fuera con Sara, esa chica desde que nos la
presentó no me gustó nada… siempre coqueteando con los chicos, tan suelta. Pero
ella para qué me iba a hacer caso, ¡para qué!
Juanjo no reconocía a su mujer,
había cambiado de la noche a la mañana desde aquél día. María tenía siempre la
mirada perdida, desvanecida, sin ganas de seguir viviendo, encerrada en casa
las 24 horas… y echándole las culpas a todos. Decidió dejarla sola, le cambió
el canal, y le tapó con una manta mientras le daba un beso.
MARÍA: ¿te vas?
JUANJO: sí, no puedo quedarme
aquí, necesito salir y pensar, despejarme.
MARÍA: pues eso, vete, vete y
piensa mientras tu hija está sola y sin ayuda vete a saber dónde. –Espetó en
voz baja, desolada y con las lágrimas cayéndole rostro abajo.
Juanjo suspiró con tristeza, se
dio media vuelta, cogió las llaves y salió de allí a paso lento. Inmediatamente
después, María se levantó y cogió de unos de los estantes del mueble del
comedor un álbum de fotos familiar. Lo abrió… y observó una fotografía de
Natalia, con 18 años, era del día de su cumpleaños… la tristeza le invadió por
completo hasta tal punto que tuvo que sentarse en el sofá nuevamente…
Pasaba la mano lentamente por la figura de su hija y lloraba... Se trasladó en el tiempo a aquél día...
Flashback - 18º Cumpleaños de Natalia. 15 de Noviembre de 2009.
-Mamá, ya tengo 18 años, ¡ahora
podré por fin cumplir mi sueño! Ya sabes… además de estudiar, yo me quiero
dedicar a otra cosa… -Decía Natalia, entre medias risas para conseguir el visto
bueno de sus padres, pero sobre todo el de su madre, quien siempre se mostraba
algo más reticente en sus decisiones.
Realmente a Natalia le importaba
mucho la opinión de sus padres y, aunque ya era mayor de edad, prefería contar
con el apoyo de estos.
MARÍA: Natalia, hemos hablado de
eso mil veces, sabes perfectamente que no me gusta ese mundo, y no hay nada más
que hablar. No estropeemos este día que tiene que ser inolvidable para ti,
cariño. ¡Venga, y ahora sonríe a cámara que te voy a hacer una foto!
A Natalia se le borró la sonrisa
de la cara, volteó la mirada hacia su padre y, ante el gesto de este que venía
a significar que lo que dijera su madre a él también le parecía bien, suspiró y
prefirió olvidar el tema, aunque estaba más convencida que nunca de que
conseguiría su propósito y su sueño, tarde o temprano.
Su padre se levantó y se puso
junto a ella para que les sacara la foto María. Le dio un beso y le dijo que la
querían. Su madre, a continuación, sacó una bolsa donde estaba el regalo de sus
padres: un gran kit de maquillaje y un sobre con algo de dinero.
Fin flashback
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Alguien irrumpió de pronto.
-¿Se puede saber qué cojones es
esto?, ¿por qué me has suspendido?
-¿Se puede saber por qué no tocas
primero a la puerta? Te he dicho mil veces que aquí no tienes por qué venir.
-Já.. mira, guapa, no me vengas
tú a mi con estas, porque sabes muy bien que tenías que haberme aprobado. Me lo
prometiste.
-Yo no te prometí nada, y no seas
ridícula. Si estás disconforme con algo, ya sabes que yo no soy a quien debes
dirigirte. ¿De veras crees que esto solo ha sido decisión mía? –se río medio
seria. – Reconozco que el suspenso ha sido por joderte, pero la cosa es más
grave.
-¡Eres una hija de puta…!
-No hiciste las cosas como tenías
que haberlas hecho, te recuerdo que hubo problemas, y tú eras la encargada de
que en la fase A no los hubiera. Eres patética, y no creas que tu suerte
termina aquí, cuídate mucho. Cuídate.
-¿Me estás poniendo en sobre aviso?,
si las cosas salieron mal, ¿por qué no lo he sabido?
-Preguntas demasiado, pero a mi
no te me dirijas más. Si no estás de acuerdo, no tardarán en ponerse en
contacto contigo. Estúpida. Y cierra cuando salgas.
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A la misma hora y en otro lugar:
-Lo siento, tú al igual que ella
ya estáis fuera.
De una pistola con silenciador
salió un disparo que atravesó la frente de quien allí delante estaba. El
cuerpo, sin vida, cayó al suelo. Entonces sonó el móvil de quien había apretado
el gatillo.
-Hecho.
-Bien. Que no se escape la otra.