sábado, 16 de febrero de 2013

1x06 - Evasión







Un helicóptero de la Unidad de Emergencias Sanitarias de Cataluña despegaba de la calzada en aquella carretera secundaria, dejando allí a todos los curiosos que observaban lo acontecido. La policía, mientras tanto, interrogaba a la pareja que había dado el aviso.
Sara ya estaba a salvo, de camino al Hospital. Pero todo apuntaba a que la joven no sobreviviría.

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Última hora: aparece una de chicas desaparecidas en Viver, Castellón. Las primeras noticias indican que se trata de Sara Ferrer, quien tras más de cuatro meses en paradero desconocido, por fin sabemos que sigue con vida. 

En estos momentos está siendo atendida en el Hospital Universitari de Girona. La joven ha sido encontrada en mitad de la carretera que une la pequeña localidad de Montnegre con la ciudad, mientras yacía en el suelo sin conocimiento.

Desafortunadamente, sigue sin saberse nada de Natalia, la otra joven desaparecida en la misma noche.

Les mantendremos informados de cualquier novedad.

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La familia de Sara iba camino de Girona, les habían llamado contando lo sucedido. Estaban muy nerviosos, pero al mismo tiempo contentos porque, por fin, la pesadilla había terminado. Iban a reunirse con su niña, a la que tanto habían llorado y echado en falta. También Lucía y Marc se dirigían al Hospital.

Él estaba preocupado, aunque no tenía nada que ver con lo que fuera que le había ocurrido a Sara durante todos estos meses, posiblemente era una de las últimas personas con las que había hablado. Si Sara lo nombraba estaría metido en un buen lío. Era traficante de drogas y podía tener más que serios problemas.

Necesitaba hablar con ella, para que no dijera nada. Solo quería asegurarse de que salía limpio de todo ello, aunque por supuesto le importaba de verdad el estado en el que se hallaba la prima de Lucía. Le era infiel con ella a su novia, pero pese a todo, no era una mala persona y tenía sus remordimientos.

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-¿¿Dónde está??, ¡¡Queremos verla!! –Gritaba desesperada Alicia, la madre de Sara. 

Acababan de entrar al Hospital los tres: ella, el marido y el hermano. 

-Por favor, esperen un momento, enseguida les atiende el doctor. Acompáñenme por aquí. –Les dijo una de las enfermeras que había en ventanilla.

Les dirigió hasta la Unidad de Cuidados Intensivos, desde donde sólo podían verla a través de un cristal. A continuación la enfermera salió.

Los tres comenzaron a llorar.

-Mi ni… mi niña… -Decía su madre entre lágrimas y abrazando a su marido mientras perdía las fuerzas y la estabilidad de la emoción.

Antonio, el padre de Sara, miraba con tristeza y con la cara descompuesta a su hija, que llevaba mascarilla, tenía puesto un gotero y estaba sedada. Jorge, su hermano, tuvo que sentarse de la impresión en una fila de asientos que había tras ellos.

Entonces entró el doctor que llevaba el caso de la paciente. 

-Hola... –No sabía cómo hablarles. 

-¡Doctor!, ¿cómo está Sara?? –preguntó Antonio, soltando a su mujer que se recomponía.

-¿Está bien?, ¿saldrá de esta, verdad?? –decía ella con la cara muy expresiva.

-Por favor, tranquilícense. La paciente presenta un cuadro bastante agudo. De momento está siendo atendida con mucha precaución. Siento ser tan directo, pero… Sara acababa de sufrir un aborto en el momento de su hallazgo.

-¿Cómo?! –Alicia se quedó atónita, y volteó su cabeza hacia la cristalera. –Qué le han hecho a mi niñaa…. –Sollozaba sin fuerzas… -qué le han he.. hechoo…

Su hermano, sentado, se llevó los brazos a la cabeza y arqueó la espalda de manera que miraba al suelo. Estaba destrozado. Antonio atendía a las palabras del doctor.

-Parece ser que estaba embarazada de dos meses. Las pruebas que le han sido realizadas arrojan unos resultados que me gustaría comentar cuando estéis preparados. –Dijo lo más amablemente posible el doctor, mirando a Antonio, quien parecía que llevaba mejor la recepción de noticias.

-Cariño, quedaros aquí, enseguida vengo. 

Antonio ayudó a que su esposa se sentase junto a Jorge, y le hizo un gesto a este para que no la descuidase. Jorge tenía 19 años. Era un chaval luchador. Desde que su hermana desapareció, se hizo más fuerte que nunca, y maduró a pasos agigantados.

Antonio salió de allí junto con el doctor. Pasaron al despacho de este y allí tomaron asiento.

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-Sea sincero, por favor. ¿Qué le ha ocurrido a mi hija? –Dijo con semblante serio y desesperanzador Antonio.

-Las autoridades son las encargadas de la investigación del caso, señor. Yo lo único que puedo decirle es que su hija presenta signos de maltrato y de violación. Está en un estado de shock, no sabe quién es, no reconoce donde está. No dice nada. Tiene diversos hematomas por el cuerpo… –Guardo silencio durante unos segundos.

Antonio dirigió la mirada hacia la ventana. Era un día soleado y hacía buena temperatura. El sol incidía sobre el despacho, sobre la figura de Antonio, quien en esos momentos no escuchaba nada, solo pensaba en la desgracia que su hija tenía y lo duro que era sobrellevar la situación.

-Se recuperará de las dolencias físicas, pero le quedarán graves secuelas psicológicas. Por el momento es todo cuanto puedo comunicarle. Las autoridades podrán terminar de informarle mejor sobre lo que posiblemente vivió su hija. Lo siento. –Le expresó con un tono de voz bajo, comprensible con la delicadeza del caso.

-Señor… ¿señor?... –El doctor se dio cuenta del descontrol de aquella conversación y del daño que les estaba causando. 

Antonio volvió en sí y miró a los ojos del doctor.

-Perdone. –Acto seguido se levantó, le tendió la mano para estrechársela como agradecimiento y le dijo que, por favor, hiciera todo lo que estaba en sus manos por salvar a su hija y hacer que volviese a ser la de siempre.

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Lucía y Marc pasaron a verla. Ella le dio un abrazo fuerte y un beso a Alicia. Él observaba impactado a Sara, que permanecía sobre la cama, sin moverse. Enseguida volteó su mirada hacia la familia. Jorge le miraba inquietantemente y se puso nervioso.

-Ya veréis que todo va a salir bien, que Sara será la de siempre.-Comentaba Lucía, para animar y ser positivos.

-Dios te oiga, cariño. –Le respondió Alicia, haciéndole una mueca.

Jorge, sin embargo, guardaba silencio. De pronto se levantó.

-¿Dónde vas? 

-A tomar un poco el aire. –Así de escueto y tajante le respondió a su madre, que le siguió con la mirada hasta que él salió de la sala.

-¿Os traigo un café?, ¿algo de comer? –Preguntó Marc. –Enseguida vengo con algo, que seguro os vendrá bien. –Les dijo con aparente tranquilidad.

Ellas se quedaron en la sala, mirándose sin entender nada.
 
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Marc salió tras Jorge y lo alcanzó a la salida. Jorge estaba fumando un cigarro, apoyado junto a una barandilla que delimitaba el paso a unos jardines.

-Jorge.

El hermano de Sara se giró. -¿Qué quieres tío?, ¿qué coño haces aquí?, ¿es que no te cansas? Te quiero bien lejos de mi hermana y ahora más que nunca. No voy a permitir que le hagas daño. Ya no.

-Jorge, por favor, escúchame. Sé que no me he portado bien con ella ni con Lucía, pero te pido por favor que sigas guardando el secreto, a tu hermana no le gustaría que todo esto saliera a la luz. –Le rogó temiendo lo que podría desencadenarse si él hablaba.

-¿Cómo te atreves a venir a decirme nada cuando he callado durante tanto tiempo?, ¿crees que estoy tranquilo conmigo mismo, cabrón? Que no quiera hacer más daño en mi familia no significa que te esté defendiendo. No te quiero volver a ver. Eres un hijo de puta y tienes suerte de que anteponga hasta tal punto mi familia. Solo te digo que cuando Sara se recupere yo tendré una conversación privada con ella, y entonces se hará lo que ella diga, no lo que tú quieras.

-Entonces esperaremos, pero a tu hermana tampoco le conviene decir nada.

-¿Qué a mi hermana no le conviene decir nada?, ¿tú la has visto??!, ella ya no tiene nada que perder, si decide callar será para evitar males mayores.

-Como sea. Pero yo no tengo la culpa de nada de lo que le ha pasado. Eso que te quede bien claro. –Y Marc volvió a entrar para dirigirse a la cafetería.

Jorge aguardó fuera, pero estaba muy nervioso. Tiró el cigarro al suelo y le dio un golpe a la barandilla con las manos, maldiciéndolo todo.

Jorge sabía que Marc y Sara mantenían relaciones sexuales a escondidas, a espaldas de Lucía, y de toda la familia. Los descubrió un día en la habitación cuando nadie había en casa y él llegó porque había olvidado un trabajo de clase.

Desde ese día, unos meses antes de la desaparición de las chicas, Sara le había pedido millones de veces que no dijera nada, que era su vida y que no quería que nadie la juzgara por lo que estaba haciendo, que se había cansado de ser la hija perfecta y que en cuanto tuviera el dinero suficiente se iba a largar de la ciudad y jamás la volverían a ver, que solo era cuestión de tiempo.

Jorge entonces se amedrentaba ante su hermana, y pensó que al fin y al cabo sería su problema y su vida, que ya se daría cuenta del error que estaba cometiendo. Se sentía débil y no se veía capaz de desvelar aquél secreto. Tenía miedo de desencadenar discusiones familiares.

Por esa razón calló todo, y después de que Sara desapareciera nunca quiso decir nada para evitar justamente más disputas familiares con Lucía y sus tíos.

Pero ahora todo era diferente, estaba harto, era demasiado. Tenía que hablar. ¿Y si Marc de verdad tuvo algo que ver en lo que le pasó a Sara? Jorge jamás se perdonaría el haber dificultado la resolución del caso.

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1 semana más tarde.

-Sentimos lo sucedido, la paciente presenta un estado de shock profundo. Está evadida de la realidad. Los análisis y las pruebas que le hemos realizado son poco esperanzadores. Sara Ferrer está demasiado afectada por todo lo que ha vivido en los últimos 5 meses. No sabemos cuánto tiempo pasará hasta que recupere la normalidad y tenga noción de la realidad. Tampoco sabemos si ese día llegará. –Comentó el psiquiatra D.González.-Hizo una pausa.

-Aquí no sufrirá, estará bien atendida las 24 horas del día. Mantengan la esperanza. 

Así fue como les comunicó el estado de la joven a sus familiares. El silencio del padre y el llanto desesperado de su madre y hermano invadieron el despacho. Sara acababa de ser internada en el mejor centro psiquiátrico de Valencia. 

Esta era la nueva vida que le esperaba. Vivir entre cuatro paredes blancas e insonorizadas. Sara jamás se recuperaría, la adicción a las drogas como la cocaína y otras sustancias que tuvo durante años y los hechos que vivió en los últimos meses de su vida terminaron por trastornarla.

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-Preparad la jaula 18. Las niñas alemanas ya vienen en camino.

FIN


Epílogo

Esta ha sido la historia de cómo una mafia rusa de tortura y de prostitución secuestraba a dos jóvenes hermosas y atractivas para un público exigente y multimillonario.

En la Universidad se creyó que Alexandra regresó de vuelta a su país de origen, Rusia.

En cuanto al cuerpo de Natalia, nunca apareció. Lo más posible es que los perros lo devoraran, al igual que el de la que fuera miembro de Anonymous, y posteriormente enterraran bien aquellos restos que pudieran quedar.

España quedó conmocionada con el caso. El espectáculo y los pabellones seguían en marcha, ofreciendo distintas funciones y servicios. En algún lugar, bajo las montañas, un gran negocio maquiavélico estaba forjándose cada vez con mayores ingresos. Ese lugar estaba en Barcelona, una ciudad que atrae a millones de turistas cada año, turistas multimillonarios que pagaban sus servicios sexuales y sádicos.

La policía no pudo esclarecer el caso ante la falta del testimonio de la víctima, pero el caso se cerró sentenciando que todo fue producto de una red de prostitución polaca, como tantos otros casos habían sucedido hasta el momento.

Marc Hernández Casas fue detenido por tráfico de drogas. El hermano de Sara, Jorge, terminó por contar la relación que ellos mantenían y la policía comenzó a seguir sus pasos, de modo que lo descubrieron. Se enfrentaba a una condena de 5 años de cárcel.

Ante el testimonio de Jorge, la familia se llevó otro duro golpe. No conocían tan bien a su hija como creían. La relación con la parte familiar de Lucía se vio afectada por todo ello, pero siguieron manteniendo cierto contacto.

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